martes, 29 de noviembre de 2011


Quien iba a decir que iba a  hacer compras justo el día de la reinauguración del supermercado. Me siento como en un cuento de Rejtman. Madrugué, aproveché la mañana, hice trámites y volvía a casa, sin sospechar que todavía faltaba lo mejor.  Lo rojo cambió por verde, color mucho más sano, fresco y alegre, nadie lo puede dudar. Día de fiesta. Las cajeras de siempre, más maquilladas y lindas que nunca. Globos amarillos, música movida, entre changuitos y góndolas . La gente estácontenta y yo también. Ojalá todos los días de compra fueran así, con ofertas y promotoras de pantalón blanco que llevan vasitos con jugo en una bandeja. Parece un supermercado más popular. Una chica rezonga preocupada por lo puntos que había acumulado en la cadena vieja. A donde habrán  ido a parar. A mí eso ya no me preocupa. ¡Te lo van a  tener que solucionar! Dice la madre, pero por suerte enseguida se pierden entre los sonidos de la alegría. Productos a buenos precios, marcas alternativas. Espero que dure y que no sea solo por la inauguración, siempre aparece mi espíritu negativo, hasta en los mejores momentos. En la entrada una mesa con una urna transparente, la gente a montones llena y mete cupones. Un animador rubio muy televisivo, como de programa de verano, con micrófono alienta a los consumidores minuto a minuto ¡Falta media hora para el segundo sorteo de 200 pesos en una orden de compras!!. Me perdí el primero. ¡Vamos!,  ¡Hay  muchas posibilidades, y muchos cupones!. Relata la situación con una alegría que aunque uno se resista, es contagiosa, y al rato, todos caminamos sonrientes, entre queso crema a menos de 20 pesos el kilo y milanesas de soja por 6 pesos. Ni las ofertas descomunales me hacen salir de mis compras básicas. Y encima la cola de la caja es un sueño, avanza más rápido que nunca, y te dan una bolsa  de tela para las compras, amarilla con el logo de la nueva firma. Eso es más de lo que esperaba. Me gusta  que se cuide el medio ambiente, aunque no entiendo porque  también te de bolsitas de las otras, las de nylon. Pero no importa, por suerte sirven para la basura. Los empleados están contentos, siempre viene bien un poco de cambio y renovación, más en esta época del año con el calor,  las fiestas y los balances de fin de año cerca. Afuera promotoras dan globos a niños y cupones a mayores, el señor de traje llena una cantidad impresionante de cupones y ambicioso pide más. A mí me dan 2. Espero que la señora que no completa la parte del e-mail termine para pedirle la lapicera. Temo por la cadena de frío y los lleno rápido. Espero que me entiendan la letra.
Vuelvo a casa cargada con mi bolsa de tela y contando los minutos.

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