miércoles, 25 de abril de 2012

Estaba pensando en cómo los rastros de la gente, los más materiales se van borrando después de su muerte, con el tiempo. No lo pienso como algo terrible, sino como un hecho. La información, los datos circulan muy rápido y se renuevan , se pierden en internet. Hay algunas personas que es como si nunca hubiesen existido para la red. googleamos su nombre y nada, ni un numero de documento, ni un registro, ni una nota, y menos una foto. Recién busqué el nombre de mi papá y no apareció nada. Y las cosas materiales, la ropa que guardamos, las fotos, las hojas escritas también envejecen, se gastan se pierden, se arrugan,  se quedan en mudanzas, en fondos de cajones.Los rasgos  heredados se diluyen de generación en generación, las cintas de casetes se arruinan, y es peor cuanto más las escuchamos, es como si el esfuerzo de mantener la presencia fuera contraproducente.
Me hace acordar a un fragmento de un poema de Pessoa, que fue una de las primeras cosas qe subí al blog :

"Cuando la hierba crezca encima de mi sepultura. 
sea ésa la señal para que me olviden del todo. 
La naturaleza nunca se acuerda, y por eso es bella. 
Y si tuvieran la necesidad enfermiza de “interpretar” 
la hierba verde sobre mi sepultura, 
digan que continúo para verdecer y ser natural."


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