Ya me estaba preocupando pensando que infusión iba a beber, había consumido demasiadas en el día y sinceramente no tenía ganas de ninguna, pero evidentemente el agua estaba en el fuego por alguna razón. Con desgano me dispuse a preparar otro té y fue en ese preciso instante cuando vi que en realidad lo que estaba en la hornalla era el tostador con cascaras de mandarina, como en realidad había planeado, y en cualquier momento el ambiente se inundaría de olor a hogar.
Es que tarde o temprano las causas de nuestros actos cobran sentido y el mundo recobra por un rato su equilibrio hermoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario