martes, 19 de junio de 2012

Ya me estaba preocupando pensando que infusión iba  a beber, había consumido demasiadas en el día y sinceramente no tenía ganas de ninguna, pero evidentemente el agua estaba en el fuego por alguna razón. Con desgano me dispuse a preparar otro té y fue en ese preciso instante cuando vi que en realidad lo que estaba en la hornalla era el tostador con cascaras de mandarina, como en realidad había planeado, y en cualquier momento el ambiente se inundaría de olor a hogar. 
Es que tarde o temprano las causas de nuestros actos cobran sentido y el mundo recobra por un rato su equilibrio hermoso.


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