Sentada en la silla apartada intencionalmente para la computadora, sobre el almohadón designado intencionalmente para esa silla. Perdiéndose en las vidas de desconocidos o casi, que tienen lugar en su mente mientras habitan la pantalla, y en cuanto abre otras ventanas desaparecen. Se repite sin saberlo. La misma amnesia que aparece cuando termina de leer un horóscopo que perecía acertado y revelador. En su departamento alquilado para ser ocupado por ella y sus cosas, afectadas solo por la dimensión espacial. Algo así como vivir en el presente, de un modo extraño.
De reojo, algo cae. Atraviesa la ventana de la habitación del piso 2 del edificio, en un segundo.
Se asoma. La sonrisa en la cara del cuerpo, contra las baldozas. Un alivio
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